martes, 23 de diciembre de 2008

La Cenicienta



Mañana Nochebuena, pasado Navidad, ya estoy viendo en la calle un montón de niños nerviosos, pero más lo estoy yo, que me encanta esta época. Me paso todo el día cantandole villancicos tuneados y actualizados de mi propia cosecha a mi madre, que piensa que estoy como una cabra.


Hoy, ella, Cenicienta, no hay otra como ella. Yo creo que me viene la pasión desde entonces, desde que vi por primera vez esa película, o puede que sea por las otras 15 veces que la he visto después. La favorita de todas las niñas en el colegio siempre era La Bella, la mía La Cenicienta. Esa historia de amor, ese vestido, ese zapato.

Que paséis unas felices fiestas...

sábado, 13 de diciembre de 2008


Qué bien me van estos zapatos de Roger Vivier para el vestido que me voy a poner en Nochevieja!!!! Pero qué pena que no me los puedo comprar!!!! Los acepto como regalo de San Quiero.... Alguien aludido....?

sábado, 29 de noviembre de 2008





Hay gente que se pasa el día pidiendo, o más bien, exigiendo. Da igual el qué y a quién, el caso es que tengan alguien obedeciéndoles.



Una señora un día, se acercó de lo más agradable a mí y me espetó esto:


Simpática señora: Oye, tú,eh! (8 pares de zapatos diferentes, 8. Me deja de un golpe todos los zapatos en el minimostrador de la caja. Se caen 3 zapatos de él, y por supuesto, no hace el más mínimo esfuerzo por agacharse a recogerlos. Ni los mira) Sácame el número 41 de todos estos, y el pie izquierdo. Ah y rápido porque tengo prisa, que tengo que trabajar.

Yo: (Agachada por los suelos recogiendo los zapatos que la estúpida de ella había tirado sin ningún tipo de pudor. Algún día Dios la castigará por perra y mala.) ¿Todos? Bueno le voy sacando poco a poco y vamos viendo si le sientan bien, o vamos retirándolos, ¿le parece? (Gracias papá por repetirme mil veces que por muy putas que sean, en el trabajo, hay que aguantar y poner buena cara. De lo contrario, le habría tirado la grapadora a la cabeza.)

Simpática señora: (Mirada asesina) No, que tengo prisa, sácamelos todos ya.
Al oir eso piensas: " Bueno, la señora tiene prisa pero se quiere comprar un par de zapatos, o los ocho". Así que empiezas a moverte por la tienda como si te persiguiese alguien, al mismo tiempo estás atendiendo a otras dos mujeres con carros de niños y ellos por supuesto corriendo y tirando todo mientras sus madres solo miran los zapatos y no a los monstruos que están educando.

Coges la escalera, buscas los números, sacas las cajas, coges un pie, "ah, no! que era el pie izquierdo!" Se lo das a la simpática señora. En un minuto has conseguido sacar 7 pares, el octavo no, porque no había número. Cuando se lo comentas a la señora ella te dice: ¿Pero ya estáis así con los números? Vaya previsión!

Sigues atendiendo a las otras mujeres y mirando mal a sus niños mientras la primera se prueba los pies izquierdos del número 41 de 7 pares de zapatos.

A todo esto, el marido que lo tiene a su lado, se pasa todo el rato sentado mirando fíjamente todos tus movimientos, como para abrir la boca estaba el hombre.
Derrepente oyes la voz, la oyes.

Simpática señora: Oye mira, te los dejo ahí todos porque no me gustan
Yo: Ya se los ha probado todos?
Simpática señora: No, adiós.

No lo hagáis nunca, por la salud de la dependienta a la que váis a tocar las narices. Luego la acusan de tener mala leche y tener ansias asesinas.
Está nevando.
Increíbles los botines de Missoni

lunes, 17 de noviembre de 2008

Manual de sufrimiento para tus nuevos zapatos




¿Qué pasa cuando un zapato te hace daño? Pues sufres, te aguantas y sufres.


1.- Hay que avisar a tus amigas que vas a estrenar zapatos y que llevan tacón. A veces no hay problema por ello, porque son comodísimos, pero otras, tienes el presentimiento de que te va a tocar sufrir. Es así, por muy bonitos y caros que hayan sido, sabes que te vas a quedar sin el dedo pequeño del pie o que van a coger un bonito color tirando a morado que tanto se lleva este invierno. Las ampollas las dejamos para la época de verano, siempre y cuando te hayas puesto unas medias como dios manda.


2.- Ponte un bolso grande y mete unas bailarinas cómodas que vayan a juego con el modelito que has elegido, por si acaso. (Este fue mi fallo el otro día)


3.- Lo mejor es rodearte de tus amigas, convencerlas para que no tengas que andar mucho y así aguantar toda la noche hasta llegar decentemente a la discoteca, donde te encontrarás con mucha gente conocida y a la que te gusta impresionar (por algo nos arreglamos más los sábados-noche).


4.- Recibe elogios sobre tus zapatos. (Cómo me gusta! y cómo me gustan mis nuevos zapatos!)


5.- Acto seguido, tus amigas te recordarán el daño que te van a hacer, te dirán que estás loca por salir con esos tacones. Y la pregunta del millón: "¿Pero cuántos zapatos tiénes?" Tú: "¿Yo? Si tengo súper pocos? El otro día tuve que tirar unos" (Mentira, te los tiró tu madre a traición hace 6 meses porque estaban destrozados aunque seguías poniéndotelos. Tú jamás en tu vida tirarías unos zapatos a la basura, es un dolor demasiado grande)


7.- Abandonaréis el destino habitual de sábado-noche para que no andes mucho. Cuidado! Tus amigas te recordarán durante el resto de tu vida una cifra: 5.50€


8.- Tómate unas copas para olvidar el dolor que tienes en la planta de los pies.


9.- Cuídate la garganta toda la semana para poder gritar a tus amigas: ¿¿¿¿¡¡¡¡Pero tenéis prisa???!!! ¡¡¡¡Que llevo tacones!!!!!!


10.- Cuídate también el cuello esa semana porque como tus amigas no son altas, tendrás que agachar la cabeza 574 veces para enterarte de lo que hablan.


11.- Llegas a la discoteca y alguien te dice: "Eh! qué zapatos más bonitos" En ese instante te conviertes en la reina de la dsicoteca, aunque solo te enteras tú.


12.- Las 7 de la mañana. Tu novio se acaba de enterar de que llevas zapatos nuevos porque te los estás quitando y le dices: "Mira!!¿¿¿te gustan mis zapatos??? Son nuevos!!!" Esta vez hubo suerte porque le encantaron, pero no suele ser lo habitual.


13.- Agarra bien los zapatos en las manos y aléjalos de tu cuerpo para que no te manchen.


14.- Hazte a la idea de que el suelo está congelado para andar descalza. No importa, ya has cumplido.


15.- Levántate de la cama al día siguiente, mira los zapatos colocados en suelo, limpialos y dí: Joder, qué daño por Dios!!!!! la próxima vez me los pongo un domingo para ir a tomar algo al mediodía.


16.- Qué bonitos son mis zapatos nuevos!

viernes, 14 de noviembre de 2008

Un zapato para cada mujer

Es cierto que hay un zapato para cada mujer


Este tan especial y hermoso es para tí, Arantxitxiki

jueves, 13 de noviembre de 2008

No todos son bonitos



En general, a la gente le encanta picarme, o ver cómo me sacan de mis casillas. Apariencia de tímida, tranquilita, modosita, habla bajito, un poco seria, y de repente, se encuentran a la misma chica "a grito pelao", soltando tacos o en su defecto grandes burradas, frotándose las manos a la velocidad de la luz o atornillando a la persona que tenga alado, da igual quién.




El año pasado me enfadé bastante cuando ví esa barbaridad que hay por ahí arriba. Mi madre todavía tiene un pitido en los oidos desde entonces.



Hay un tipo de zapato para cada mujer y cada momento del día o de la vida, pero ¿por qué alguien imaginaría que una mujer querría llevar un lego en los pies? ¿Quizás para carnavales? ¿Pero por ese dinero? Al final, tendrían que regalarlos a las celebrities, que por supuesto no se han puesto, más que Shakira en un videoclip, y admitir el error. Horribles.





El caso es que a mi también me gusta que me vuelvan loca de vez en cuando.




martes, 11 de noviembre de 2008




















Somos muchas las que desearíamos vivir, así, rodeadas de zapatos bonitos y caros, volvernos locas para encontrar un lugar en el que guardarlos todos, pero a la vista de todo el mundo, porque en realidad, son nuestro tesoro.





Sabes cuál es el primero pero nunca cuál será el último.



Es algo especial, llevar unos zapatos bonitos puede hacerte cambiar el humor, te sientes guapa, sexy, simpática.

Toda tu vida has cuidado todos tus zapatos como si fuesen los únicos que deben durarte para toda la vida. También por qué no, has pensado alguna vez en tener una habitación a modo de exposición, con toda tu colección sobre unos cojines bien acolchados de color lavanda. Dicen que soñar es gratis.

Trabajar en una tienda de zapatos y sobre todo en una en la que no te sientes muy identificada con su estilo, sin embargo, cambia mucho las cosas. El trabajo que una dependienta desempeña realmente puede desequilibrarte emocionalmente porque no le puedes echar a la calle a la señora que entra por tocar las narices.

Sí, hay gente que no tiene otra cosa que hacer, que venir a sacarte de tus casillas, eso sí, tú siempre con una sonrisa. Lo peor de todo, es que aunque ven que estás sonriendo, en el fondo saben que la quieres matar o por lo menos dejarle malherida. Es entonces cuando comprenden que te gusta mucho cuidar tus cosas. Y ahí va, la vil señora con toda su manaza al zapato más delicado de la tienda y empieza a meter la mano, a doblarlo, a inspeccionarlo como si tuviese idea de algo.

"Pero este zapato... ¡Esto es muy duro eh! ¿y esto ya me va a valer a mí para el agua? Es que no se dobla mucho, mira, lo doblo y se hacen unas arrugas aquí, ¿lo ves? eh? ¿lo estás viendo? ¿no será que es defectuoso? ¿pero lo ves? ¿ ves cómo lo doblo?"

Señora, lo único duro que hay aquí es su cabeza, las arrugas, las de su rostro y lo que voy a doblar yo es su cara como no deje el zapato delicadamente donde lo ha encontrado, y no a 3 metros de donde lo vio por primera vez, dado la vuelta, mirando a la pared y tirándolo como si estuviese jugando a la petanca. No señora, son zapatos, me está hiriendo profundamente, gracias a gente como usted tendré que ir a un psicoterapeuta, o apuntarme a judo para que así por lo menos pueda patearle el culo a alguien.

Por primera vez en mi vida he deseado tirarle un zapato a la cabeza a alguien y me ha dado exactamente igual el zapato. Esto no puede ser bueno, yo adoro los zapatos, así que por favor, trátenlos bien delante de mi.